El piso, generalmente desocupado durante la mayor parte del año, se ha convertido en el epicentro de una controversia después de que sus propietarios, alertados por los vecinos, intentaron sin éxito desalojar a los ocupantes ilegales. A pesar de sus esfuerzos por recuperar la propiedad, los dueños se han enfrentado a variados obstáculos legales y la resistencia de los okupas, quienes han encontrado en el vacío del inmueble un lugar para establecerse. Este caso resalta las dificultades y el desamparo que enfrentan algunos propietarios en situaciones similares, en un contexto donde las leyes de desalojo pueden ser complejas y lentas en su aplicación.
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