En el corazón de Estocolmo, un apartamento de 80 metros cuadrados ha capturado la atención por su decoración vibrante, que no solo ofrece un espectáculo visual, sino que también impulsa un estilo de vida saludable y sostenible. Diseñado por una joven pareja de interioristas, el espacio se presenta como un refugio lleno de vida, combinando colores llamativos y una impresionante variedad de plantas.
Con paredes pintadas en tonos turquesa y amarillo que contrastan con muebles vintage, el apartamento evoca una nostalgia vibrante. Cada habitación está organizada cuidadosamente, destacando obras de arte locales y accesorios artesanales, mostrando el compromiso con la comunidad artística de los propietarios.
Las plantas son protagonistas en cada rincón del hogar, desde suculentas en las repisas hasta un majestuoso ficus en la sala. La diversidad vegetal no solo decora, sino que también mejora la calidad del aire. “Las plantas son esenciales en nuestra vida diaria. Nos reconectan con la naturaleza, incluso en la ciudad”, explica uno de los propietarios, quien comparte pasión por la jardinería en redes sociales.
La cocina, luminosa y funcional, está equipada con electrodomésticos de bajo consumo y se convierte en un punto de encuentro. Aquí, la pareja organiza talleres culinarios, enseñando a preparar comidas nutritivas con ingredientes locales.
Este diseño ha atraído tanto a interioristas como a entusiastas, inspirando con su fusión de colores y naturaleza. Expertos coinciden en que ejemplifica la tendencia creciente hacia la sostenibilidad en entornos urbanos.
El apartamento no es solo un hogar, sino un modelo de cómo la creatividad y el enfoque consciente en el diseño pueden transformar un espacio para hacer la vida diaria más alegre y vibrante, marcando pauta para quienes buscan estética y sostenibilidad.
