María y su familia han decidido abandonar el coche privado a partir del 1 de octubre como medida para reducir costes, a pesar de tener tres hijos y múltiples necesidades de transporte. Esta decisión refleja una tendencia creciente hacia la movilidad sostenible y compartida, impulsada por el elevado coste de mantenimiento y un cambio de paradigma en las ciudades, donde cada vez más familias recurren a alternativas como bicicletas, motocicletas y servicios de alquiler. La industria del automóvil se enfrenta a un desafío significativo ante esta transformación, debiendo adaptarse con soluciones de movilidad por suscripción. Sin embargo, algunas familias como la de Clara han encontrado dificultades prácticas al prescindir del coche, lo que complica la adopción generalizada de esta tendencia.
Leer noticia completa en El Pais.