Durante su discurso de investidura, Donald Trump evocó la figura del expresidente William McKinley, destacando su legado en políticas proteccionistas y expansión territorial estadounidense. Trump sugirió rebautizar el Golfo de México como Golfo de América y restituir el nombre de McKinley al Monte Denali, subrayando las contribuciones económicas del exmandatario. McKinley, presidente de 1897 a 1901, dejó una marca en la historia con la Guerra hispano-estadounidense de 1898, que consolidó la posición global de EE. UU. y con la Dingley Tariff Act, que elevó los aranceles para proteger la industria local. Sin embargo, antes de su asesinato en 1901, McKinley reconoció los riesgos del proteccionismo extremo, un matiz que Trump parece omitir al abrazar su legado económico. El actual presidente parece emular a McKinley, aunque queda por ver si adoptará finalmente el equilibrio que su predecesor intentó buscar.
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