Desde 1967, tras la guerra de los Seis Días, Gaza y Cisjordania fueron declaradas territorios bajo ocupación militar israelí, con restricciones significativas en la movilidad y derechos de sus habitantes. A partir de los años 90, estas restricciones se intensificaron, limitando permisos de trabajo y movimiento, especialmente después de incidentes violentos en 1993. En 2000, durante la Segunda Intifada, Israel reinstauró un cierre total sobre Gaza y posteriormente, en 2007, tras el ascenso de Hamás, las restricciones se endurecieron aún más, limitando el comercio y reduciendo drásticamente el tránsito de personas hacia Israel. Según datos de diversas organizaciones de derechos humanos y de la ONU, el flujo mensual de gazatíes hacia Israel disminuyó drásticamente de 500,000 personas antes de la Segunda Intifada a un promedio de 4,000 entre 2007 y 2014, incrementando ligeramente a 10,400 hasta 2022.
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