En 2024, un análisis exhaustivo del consumo individual real (AIC) por persona en los países de la Unión Europea ha puesto de manifiesto una notable disparidad económica. Medido en estándar de poder adquisitivo (PPS), el AIC oscila entre un 72% y un 141% del promedio de la UE, reflejando tanto las riquezas como las dificultades económicas que enfrentan las distintas naciones del bloque.
Los datos más recientes sobre paridades de poder adquisitivo (PPP) revelan que nueve países superan la media de la UE en términos de AIC per cápita. Luxemburgo lidera con un imponente 41% por encima de la media, seguido por los Países Bajos con un 20% y Alemania con un 18%. En el otro extremo, 18 países se sitúan por debajo de la media. Hungría se destaca con un 28% menos, mientras que Bulgaria y Estonia están a un 26% del promedio.
Sin embargo, el AIC no es el único termómetro del bienestar económico. El Producto Interno Bruto (GDP) per cápita también muestra diferencias significativas entre los estados miembros. Diez países superan la media europea en GDP, con Luxemburgo nuevamente a la cabeza con un 242% del promedio. Irlanda y los Países Bajos le siguen con el 211% y 136%, respectivamente. En el lado opuesto, Bulgaria registra el GDP más bajo, alcanzando solo el 66% del promedio de la UE, seguida de Grecia y Letonia con el 70% y 71%.
Estas estadísticas destacan que, aunque el AIC proporciona una visión valiosa del bienestar y los patrones de consumo, las discrepancias en el GDP son aún más pronunciadas. Esta situación promueve una reflexión sobre la interacción de estos indicadores y sus implicaciones para las políticas sociales y económicas de la UE. En este contexto, los países enfrentan el desafío de equilibrar el desarrollo económico con el bienestar de sus ciudadanos, sugiriendo tanto oportunidades como retos en la búsqueda de la prosperidad común.
