Jennifer Grey, hija del actor Joel Grey y la artista Jo Wilder, es recordada principalmente por su papel de Frances «Baby» Houseman en «Dirty Dancing», a pesar de su extensa carrera. La película de los años ’80 la catapultó a la fama, pero también trajo consigo presiones estéticas y una pérdida de identidad, especialmente tras una rinoplastia que alteró su apariencia y, según la actriz, su carrera. Un accidente de coche en 1987 en Irlanda, que resultó fatal para dos personas, dejó cicatrices emocionales y físicas que impactaron su vida profesional. A lo largo de los años, Grey tuvo papeles esporádicos en cine y televisión, y experimentó un renacer mediático al ganar «Dancing with the Stars» en 2010. En 2022, publicó sus memorias «Out of the Corner», reflexionando sobre su lucha por equilibrar las expectativas externas con su deseo de autenticidad. Actualmente, participa en proyectos cinematográficos y en la producción de la secuela de «Dirty Dancing», comprometida con honrar el legado original. Su enfoque ahora es vivir fiel a sí misma, más allá de experiencias pasadas.
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