Un estudio reciente revela que el modelo de vivienda compartida está ganando popularidad en España, especialmente entre los jóvenes que enfrentan dificultades para acceder a una propiedad debido a los altos precios del mercado. Este tipo de convivencia no solo permite un ahorro económico significativo, sino que también fomenta relaciones sociales y ofrece flexibilidad laboral y geográfica. Las ciudades más grandes, como Madrid y Barcelona, lideran esta tendencia, con un aumento notable en la demanda de espacios compartidos. Los expertos sugieren que este fenómeno podría marcar un cambio en las preferencias habitacionales a largo plazo.
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