La recuperación económica post-pandemia ha traído consigo un notable incremento en la renta de los hogares, lo que ha derivado en un aumento significativo en el volumen de ventas y beneficios en el comercio. Sin embargo, este crecimiento económico no se ha traducido en una mejora en el empleo ni en las condiciones laborales de los trabajadores del sector. A medida que se acerca el periodo de mayor actividad comercial, que comprende el Black Friday, las festividades navideñas y las rebajas, se hacen evidentes las alarmas sobre el estado del mercado laboral en el comercio.
Los sindicatos, como CCOO, han expresado su preocupación por la falta de contrataciones adecuadas para hacer frente a la demanda estacional. A pesar del auge en las ventas, las empresas parecen dudar en ofrecer contratos estables, optando en su lugar por un uso excesivo de contratos temporales y a tiempo parcial. Esta práctica no solo genera incertidumbre entre los trabajadores, sino que también contribuye a una carga laboral excesiva para aquellos que permanecen en sus puestos, quienes deben asumir sobrecargas de trabajo sin el respaldo necesario.
La situación plantea un ciclo de inestabilidad en el empleo, donde las condiciones laborales apenas mejoran a pesar del crecimiento en ingresos y ventas. Las jornadas laborales se alargan, y la presión aumenta, lo que puede llevar a un desgaste significativo entre los trabajadores. En este contexto, es fundamental que las empresas y las instituciones se planteen medidas que no solo favorezcan el crecimiento económico, sino que también garanticen una mejora en la calidad del empleo, asegurando condiciones más estables y justas para quienes sostienen el sector comercial.
Iniciar la campaña de ventas más intensa del año con estas preocupaciones puede tener repercusiones no solo para los trabajadores, sino también para la percepción de los consumidores. La falta de compromiso por parte de las empresas para abordar estos problemas podría resultar en un impacto negativo en la moral de los empleados, a su vez afectando el servicio al cliente y, en última instancia, la experiencia del comprador. Es un momento clave para reevaluar las prácticas de contratación y el bienestar laboral, de cara a construir un comercio que no solo sea próspero, sino también justo y sostenible para todos sus trabajadores.
Fuente: CCOO Andalucía.