La nueva Comisión Europea inicia su mandato enfrentando desafíos críticos, desde la situación de Gaza hasta el impacto global de la reelección de Donald Trump y la recesión de la economía más grande del euro. Ursula von der Leyen, su presidenta, ha trazado una «brújula de competitividad» fundamentada en innovar y descarbonizar, mientras se fortalece la seguridad y se reducen dependencias externas. Bruselas busca cerrar brechas con Estados Unidos y China, reformando ayudas estatales para crear empresas transfronterizas. Además, refuerzan la autonomía estratégica tras lecciones aprendidas en la pandemia y la guerra en Ucrania, promoviendo una transición ecológica justa y fortaleciendo la industria de defensa en coordinación con Ucrania. En el cambiante panorama geopolítico, la Comisión se esfuerza por ser un actor fuerte, urgiendo una política exterior autónoma, especialmente ante el giro político en Washington y los conflictos existentes en Gaza.
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