A pesar de la resistencia al cambio, muchas empresas continúan operando con centros de datos On-Premise, motivadas por la percepción de los elevados costes de migración a centros externos. No obstante, la evolución tecnológica y las crecientes demandas de seguridad y eficiencia realzan las ventajas de optar por centros de datos profesionales. Con esto en mente, surge una pregunta crítica: ¿cuáles son los principales motivos para considerar un cambio? Analizamos seis factores clave que podrían hacer que una organización contemple esta transición.
Uno de los retos primordiales de los centros de datos On-Premise es su limitada capacidad de escalabilidad. A medida que las empresas crecen, sus requerimientos tecnológicos también lo hacen. Sin embargo, estos sistemas muchas veces no están equipados para escalar rápidamente. En contraste, un centro de datos profesional ofrece la flexibilidad de agregar servidores y espacio de almacenamiento casi de inmediato, adaptándose a las necesidades del negocio sin proyectos de ampliación costosos y prolongados. Según David Carrero, cofundador de Stackscale, “la escalabilidad es fundamental para cualquier empresa en crecimiento”, y un centro de datos profesional puede proporcionar capacidad adicional en cuestión de días.
La seguridad y confiabilidad también son cuestiones críticas. No se trata solo de seguridad física; la protección de los datos es vital, especialmente ante ciberamenazas en constante evolución. Los centros de datos externos bien gestionados garantizan el cumplimiento de todas las normativas de seguridad, protegiendo la información crítica de la organización. Carrero subraya la importancia de medidas estrictas de seguridad, como la videovigilancia y el acceso controlado, para asegurar que las empresas que manejan información sensible puedan operar sin riesgos.
En términos de costos, mantener un centro de datos On-Premise podría resultar más caro de lo que parece inicialmente. Además de los gastos de energía y refrigeración, se presentan costos ocultos como el mantenimiento de sistemas de alimentación ininterrumpida y la gestión de intervenciones técnicas. Externalizar estas operaciones puede llevar a ahorros significativos en costes operativos y mejorar la eficiencia energética, reduciendo así el consumo y el impacto ambiental, explica Carrero.
La ubicación geográfica de los centros de datos también puede afectar la calidad del servicio. Por ejemplo, tener servidores en países como los Países Bajos podría aumentar la latencia y afectar la experiencia del usuario final en España. Adicionalmente, existen normativas que exigen que los datos se almacenen dentro de la Unión Europea, limitando las opciones geográficas.
Para garantizar la continuidad del negocio, un buen centro de datos debe estar preparado para responder ante contingencias. Esto incluye redundancias en la alimentación eléctrica y sistemas de refrigeración. Seleccionar un centro ubicado en una zona con bajo riesgo de desastres es crucial para asegurar la recuperación rápida tras cualquier incidente. Además, el cumplimiento normativo es esencial, especialmente para industrias que manejan datos sensibles. Los centros de datos profesionales suelen cumplir con normativas rigurosas como ISO 27001 o PCI DSS, garantizando tranquilidad a las empresas.
Finalmente, aunque migrar a un centro de datos externo puede parecer costoso al principio, los ahorros a largo plazo en energía, mantenimiento y seguridad compensan dicha inversión. Un servidor puede consumir hasta 100 € mensuales solo en energía, sin contar otros costes. Los centros externos ofrecen soluciones más eficientes y escalables, adecuadas a las necesidades del negocio. En conclusión, para muchas empresas, migrar su centro de datos está motivado por la búsqueda de mayor seguridad, eficiencia y escalabilidad, permitiéndoles concentrarse en el crecimiento y la innovación.