Los colmados, abacerías y ultramarinos, una vez reservados para despachar víveres básicos, han evolucionado hacia un fenómeno de moda, integrando lo práctico con lo gourmet. Este cambio se centra en la lata de conserva, objeto de deseo que ahora se consume como raciones en establecimientos populares que celebran la gastronomía enlatada. En Madrid, La Colmada y Hermanos Vinagre son destinos imprescindibles; Barcelona ofrece Quimet & Quimet y Entre Latas como referencias. Cádiz cuenta con Taberna La Sorpresa, mientras Marbella tiene a Primeria para los paladares exigentes. En el fin del mundo, Fisterra acoge a Etel & Pan, y Santiago de Compostela y Zaragoza ofrecen sus propias experiencias de la mano de Xénese y Mercado y Vermú, respectivamente. Estos lugares redefinen el consumo de conservas, atrayendo tanto a locales como a turistas deseosos de experimentar esta renovada tendencia culinaria.
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