En las comunidades de la España central, la gastronomía veraniega resalta por su diversidad y raíces profundas, aunque algunas recetas tradicionales corren el riesgo de desaparecer. En La Rioja, la trucha en escabeche, recordada con nostalgia, y las pochas con codorniz son protagonistas. Madrid reivindica sus dulces poco conocidos, como las pastas del Consejo y las Rosquillas de Alcalá, mientras que la oreja con salsa brava refresca el verano. En Castilla-La Mancha, el asadillo manchego y los escabeches familiares cobran importancia. Por otro lado, en la Comunidad Valenciana, el caldero de Tabarca y la coca amb tonyina reflejan su vínculo con el mar. En las Islas Baleares, el escabetx de rajada y casquería menorquina destacan, y en Castilla y León, las ancestrales ancas de rana y fresas con vinagre evocan antiguas tradiciones culinarias veraniegas.
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