En la última década, los fondos indexados han evolucionado de ser un producto casi exclusivo para expertos financieros a convertirse en una opción cada vez más popular entre pequeños inversores y grandes patrimonios. Prometen simplicidad, bajos costos, diversificación inmediata y rendimientos a la par del mercado. Sin embargo, como todo en el mundo de las finanzas, no todo es tan ideal como parece.
Aunque algunos consideran que estos fondos son una «fórmula mágica» para generar riqueza, la realidad es que son una herramienta diseñada para el largo plazo. Su proceso es, por naturaleza, lento y requiere paciencia, alejándose de la emoción de la compra-venta de acciones individuales. Además, para obtener ingresos significativos, se necesita un capital inicial considerable. Por ejemplo, con una rentabilidad media del 4% anual, se necesitarían aproximadamente 600.000 € para generar 2.000 € mensuales.
Un caso ilustrativo de la importancia del momento de entrada en el mercado es el de aquellos que invirtieron 10.000 € en un fondo indexado del S&P 500 en el año 2000. No lograron recuperar su inversión inicial hasta 2013 debido a las crisis del mercado de las puntocom y la financiera de 2008.
Para mitigar la volatilidad, muchos inversores optan por la estrategia del Dollar Cost Averaging (DCA), que consiste en invertir una cantidad fija regularmente, independientemente del precio del mercado. Aunque no elimina el riesgo, lo hace más llevadero psicológicamente.
Otro aspecto crucial de la inversión en fondos indexados es tener un fondo de emergencia. Esta reserva líquida, equivalente a entre tres y seis meses de gastos, protege al inversor de tener que desinvertir en momentos desfavorables.
A pesar de la promesa de diversificación, algunos fondos indexados dependen en gran medida de un pequeño grupo de empresas. En 2023, por ejemplo, siete gigantes tecnológicos fueron responsables de la mayor parte del rendimiento del S&P 500. Esta concentración significa que, aunque los inversores crean estar diversificados, en realidad su éxito depende de pocas compañías.
Por otro lado, al comprar el índice completo, también se adquieren empresas menos prometedoras, incluidas algunas «empresas zombi», que apenas sobreviven. Esto es una limitación inherente a la estrategia de replicación del mercado.
La creciente popularidad de los fondos indexados también ha generado preocupación sobre la posible formación de una burbuja de mercado, impulsada por flujos de dinero pasivos que inflan el valor de las grandes acciones más allá de su valor fundamental.
Finalmente, los fondos indexados están diseñados para replicar, no superar, el mercado. Esto significa que su rentabilidad máxima es la del índice de referencia, menos las comisiones.
En España, plataformas como Finizens han ganado popularidad por sus bajas comisiones y por estar reguladas por la CNMV, ofreciendo una opción accesible y económica.
Los fondos indexados ofrecen una forma eficiente y accesible de participar en los mercados financieros, pero presentan riesgos y limitaciones. Comprender estas dinámicas es esencial para cualquiera que considere invertir en ellos. Aunque no ofrecen un enriquecimiento rápido, su simplicidad y bajo costo pueden ser beneficiosos a largo plazo.