En un contexto de creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela, Nicolás Maduro ha reforzado su retórica antiestadounidense y busca apoyo externo, incluso de «brigadas indígenas», ante la creciente presión de la administración de Donald Trump. En Caracas, el nerviosismo es palpable ante el despliegue militar estadounidense en el Caribe, siendo más evidente la desconfianza hacia los movimientos militares venezolanos. Trump, junto con su secretario de Estado, Marco Rubio, busca presionar al régimen de Maduro para lograr su salida, ya sea por dimisión o traspaso de poder. Mientras tanto, el régimen chavista intenta pactar discretamente con Estados Unidos, ofreciendo recursos a cambio de paz. La Casa Blanca, sin embargo, sigue aumentando la presión a través de tácticas intimidatorias, como operaciones encubiertas de la CIA y maniobras militares. En el fondo, los intereses económicos podrían jugar un papel crucial, dada la riqueza de Venezuela en petróleo y minerales. La reciente presión internacional también se complementa con la premiación de María Corina Machado con el Nobel de la Paz, lo cual debilita aún más al chavismo en el ámbito internacional. Sin embargo, la incertidumbre persiste sobre el desenlace de este duelo geopolítico.
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