El año 2024 fue testigo de un recrudecimiento del conflicto entre Israel y Palestina, con más de 45.000 fallecidos en la Franja de Gaza y una escalada regional que incluyó ataques entre Irán e Israel, extendiéndose hasta el sur del Líbano. El apoyo de la administración Biden permitió a Israel intentar modificar los equilibrios de poder eliminando a líderes del Eje de Resistencia de Irán, impactando a Hamás y Hizbulá, aunque sin neutralizarlos completamente. Simultáneamente, la caída del régimen sirio de Bashar Asad y la reelección de Donald Trump añadieron complejidad al escenario político, mientras la tensión en los territorios ocupados continúa y las promesas de una «victoria total» por parte del primer ministro Benjamin Netanyahu parecen cada vez más difíciles de concretar. En este contexto, la situación de los rehenes israelíes sigue siendo crítica, y se firmó un alto el fuego en noviembre, aunque con frecuentes violaciones.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.
