La Administración de Donald Trump intensifica sus esfuerzos por evitar filtraciones internas que están afectando las operaciones de deportaciones masivas en Estados Unidos. Con números de deportación por debajo de los prometidos, el Departamento de Seguridad Nacional ha comenzado a utilizar pruebas de polígrafo para identificar a empleados que pudieran estar filtrando información sobre redadas programadas. Hasta ahora, dos funcionarios han sido señalados y podrían enfrentar hasta 10 años de prisión. En respuesta a las frustraciones de Trump por los resultados subóptimos, se ha producido un cambio en la dirección del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), con el nombramiento de Todd Lyons como director interino, y Madison Sheahan como subdirectora, con el objetivo de reforzar la rendición de cuentas y cumplir con los objetivos migratorios de la administración republicana.
Leer noticia completa en El Pais.
