En la era actual, el consumo de series a través de internet ha alcanzado cifras récord, con un promedio de más de tres horas diarias frente a la pantalla, lo que ha impactado en la percepción de la realidad. Dos recientes y trágicos sucesos en España ilustran este fenómeno. En Barcelona, la muerte de Isak Andic, fundador de Mango, dio pie a infundadas acusaciones en redes sociales contra su hijo Jonathan, mientras en Sevilla, el suicidio de una joven tras sufrir acoso escolar generó una reacción violenta que puso en peligro la seguridad de las presuntas acosadoras. La voz del filósofo Byung-Chul Han resuena, destacando cómo las redes sociales fomentan una cultura de exposición constante que socava la empatía y convierte el dolor en mercancía visual, una desconexión alarmante entre la vida real y la ficción televisiva.
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