Tras la derrota de su candidato, Rafał Trzaskowski, en las elecciones presidenciales, el primer ministro polaco, Donald Tusk, ha anunciado la aceleración de las reformas prometidas en 2023 y planea someterse a una moción de confianza. La victoria del populista Karol Nawrocki es vista como un castigo a Tusk, quien, pese a ello, ha reafirmado su compromiso con una «Polonia libre, soberana, segura y próspera». A pesar de las críticas de la oposición y las llamadas a dimitir, Tusk ha recibido el respaldo de sus socios de coalición, mientras que el presidente del partido Ley y Justicia, Jarosław Kaczyński, considera que la derrota liberal evidencia el fracaso del gobierno actual. En el ámbito internacional, Nawrocki ha recibido felicitaciones de políticos de derecha, prometiendo un país fuerte y respetuoso de su tradición.
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