El SAS debe implementar medidas para erradicar la precariedad laboral de los facultativos y retener a los MIR

La sanidad pública enfrenta un desafío crucial: adaptarse al nuevo perfil de los profesionales sanitarios. Para lograrlo, es imperativo implementar un modelo de gestión que esté a la altura de las necesidades actuales, lo que implica flexibilizar las jornadas laborales, facilitar la conciliación de la vida personal y profesional, y establecer incentivos que promuevan la eficiencia sin sacrificar la calidad del servicio ni la libertad de elección de los pacientes.

Un estudio reciente, publicado el pasado 24 de septiembre por Redacción Médica, analizó los distintos incentivos que ofrecen las comunidades autónomas a los médicos internos residentes (MIR) para retenerlos dentro de sus sistemas de salud. Entre las estrategias más comunes se encuentran contratos prolongados de tres años y modalidades de interinidad que ofrecen una mayor estabilidad. Un ejemplo notable es Aragón, que va más allá al proponer un paquete integral que incluye la contratación combinada para parejas, ayuda en la búsqueda de vivienda y educación para los hijos, jornadas flexibles, estancias en hospitales locales, formación profesional, una mejora en la valoración de méritos, y un plus económico por fidelización.

En la Comunidad de Madrid, se ha implementado un plan de incentivos de 500 euros mensuales para médicos de familia y pediatras. Por su parte, La Rioja se enfoca no solo en atraer nuevos especialistas, sino también en mejorar las condiciones de los médicos residentes, equiparando su remuneración por jornadas complementarias y facilitando su acceso a la carrera profesional. Cataluña ha optado por ofrecer un atractivo plus de 9,000 euros anuales a los nuevos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria.

Sin embargo, Andalucía muestra una respuesta deficiente, con meras referencias a «nombramientos de larga duración», lo que resulta en una propuesta vaga y poco ambiciosa. En los últimos años, las ofertas del Servicio Andaluz de Salud (SAS) para captar nuevos especialistas se han saldado con fracasos.

Antes de pensar en incentivos, es fundamental erradicar la precariedad que afecta a los profesionales ya en activo en el SAS. No tiene sentido ofrecer contratos atractivos a nuevos MIR mientras especialistas con plaza están atados a renovaciones mes a mes. La estabilidad laboral debe ser la prioridad, garantizando que el 100% de las plazas sean ocupadas o cubiertas por profesionales interinos. Para ello, es esencial establecer un traslado abierto y permanente que permita una fluida movilidad de los médicos antes de iniciar nuevas ofertas de empleo.

Los problemas de precariedad van más allá de la mera oferta laboral y se extienden a las condiciones de trabajo. Cada año, muchas plazas de MIR en Medicina Familiar y Comunitaria quedan vacías, y el SAS no parece tener intención de mejorar estas condiciones. La escasez de médicos no se limita a la atención primaria; cada vez es más alarmante en servicios hospitalarios.

Es vital reconocer que no todo se soluciona con dinero. La sanidad pública necesita evolucionar para adaptarse a un nuevo paradigma donde se priorice la calidad sobre la cantidad. Un sistema que busque la eficiencia mediante la presión y la restricción de opciones solo llevará a un mayor descontento entre profesionales y pacientes. Un enfoque alternativo es crear incentivos que recompensen efectivamente los mejores resultados y la satisfacción de todos los involucrados.

La mejora de las condiciones laborales y retributivas de los MIR es solo una parte del enfoque necesario. Los sueldos actuales son insuficientes y las condiciones de trabajo, precarias, lo que refleja un histórico menosprecio por parte de la Administración.

El sistema sanitaro está en un momento crítico: si las administraciones no ajustan adecuadamente sus políticas y dedican más recursos a cuidar de sus médicos, la atención pública podría restringirse a quienes pueden pagar seguros privados. Esta es una realidad que podría materializarse si no se toman medidas urgentes.

De cara al futuro, es esencial recordar que los incentivos a los MIR son solo una pieza en un engranaje mucho más complejo. Lo que está en juego es la esencia misma de la sanidad pública y su capacidad para responder a las necesidades de todos. La estabilidad, la calidad de servicio y la satisfacción de médicos y pacientes son fundamentales para forjar un sistema de salud público robusto y efectivo.

Fuente: Sindicato Médico Andaluz.

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