España intenta retomar la normalidad tras el mayor apagón eléctrico de su historia ocurrido el lunes, impactando también a Portugal. Una fuerte oscilación de los flujos de potencia en la red eléctrica colapsó el sistema, desconectándolo de Europa. Esto provocó interrupciones en los servicios ferroviarios, caos en el tráfico por semáforos apagados y cierre de comercios. El Gobierno declaró la emergencia nacional en ocho comunidades y se restableció el 99% del suministro eléctrico al amanecer del martes. Los servicios de transporte y centros de trabajo comienzan a operar gradualmente, mientras el Ministerio de Trabajo asegura permiso retribuido para quienes no puedan trasladarse. El apagón afecta la producción industrial y el comercio, mientras las causas aún se investigan. La recuperación será desigual, y la Unidad Militar de Emergencias está lista para intervenir si es necesario. Actividades políticas y servicios de emergencia se adaptan a la situación, con hospitales operando mediante generadores.
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