Durante la Edad Moderna, España experimentó un auge imperial y un florecimiento cultural conocido como el Siglo de Oro, aunque también comenzó su declive como potencia. Este período transcurrió desde finales del siglo XV hasta el XVIII, iniciándose con la unión de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469. Los Reyes Católicos consolidaron el poder central y expandieron el imperio, especialmente tras financiar el viaje de Cristóbal Colón en 1492. El siglo XVI representó el apogeo imperial bajo Carlos I y Felipe II, mientras el XVII anunció la decadencia con los Austrias menores, pese al inigualable brillo cultural. La llegada de la dinastía borbónica con Felipe V y las reformas ilustradas de Carlos III modernizaron el país, aunque sin frenar su declive comparativo frente a otras potencias europeas.
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