La Unión Europea ha anunciado una inversión histórica de 5.000 millones de euros en la construcción de una de las fábricas de semiconductores más grandes del continente, la Smart Power Fab de Infineon, ubicada en Dresde, Alemania. Este proyecto, clave para satisfacer la creciente demanda global de chips impulsada por la inteligencia artificial, marca un hito en la estrategia tecnológica europea.
La región de Silicon Saxony, conocida como el mayor clúster de microelectrónica de Europa, ha sido la elegida para albergar esta megafábrica, destacando la importancia estratégica de Alemania en la transformación digital del continente. La aprobación de la financiación, parte del European Chips Act, busca reducir la dependencia de Asia y Estados Unidos en la producción de microchips, recuperando así la soberanía tecnológica europea.
El respaldo financiero incluye una inversión directa de 920 millones de euros del Gobierno alemán, lo que refleja el compromiso institucional con este proyecto. La Smart Power Fab no solo tendrá un rol esencial en avanzar la tecnología de eficiencia energética, sino que también generará más de 1.000 empleos directos y otros 6.000 indirectos, fomentando el desarrollo económico en la región.
Con la construcción iniciada hace dos años, la fábrica está en la fase final, y se espera que comience a producir chips en 2026, alcanzando su capacidad total para 2031. Este ambicioso cronograma refleja tanto su complejidad técnica como la importancia estratégica que representa en el ámbito industrial.
La iniciativa forma parte del programa IPCEI ME/CT, diseñado para apoyar proyectos críticos que fortalezcan la competitividad europea. En un contexto global donde los semiconductores son fundamentales para industrias como la automoción, las telecomunicaciones, la defensa y la salud, esta apuesta reafirma el compromiso europeo con la innovación y la autonomía industrial.
En definitiva, la Smart Power Fab de Infineon no solo es una respuesta a las demandas tecnológicas actuales, sino también una declaración de intenciones geopolítica y económica. Europa se embarca en un futuro donde los chips son esenciales para asegurar su posición en el mapa tecnológico global.