La reciente caída del régimen de Bashar Asad en Siria, tras 12 días de intensas ofensivas insurgentes y 13 años de devastadora guerra civil, ha dejado al país en una encrucijada histórica marcada por incertidumbres y esperanzas de cambio. Con más de medio millón de muertos y millones de desplazados, Siria se enfrenta a nuevos desafíos en la transición política. La oposición, ahora al frente, busca un equilibrio de poder que preserve la diversidad sociopolítica sin recurrir al caos. La tarea no es sencilla, ya que requiere reconciliar fuerzas internas fragmentadas y alcanzar acuerdos donde anteriormente prevaleció un régimen totalitario sostenido por el terror y el apoyo extranjero. Además, grupos como Hayat Tahrir al Sham, anteriormente alineados con el yihadismo, intentan redefinir su papel en esta nueva Siria al enviar señales de distanciamiento de ese pasado. Los actores involucrados, también a nivel regional, deben ahora negociar un proceso político que permita reconstruir el país sin repetir errores pasados, en un escenario que exige decisiones estratégicas y cooperación.
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