El guardapolvo es un componente esencial en los vehículos, encargado de proteger piezas como las juntas y sistemas de suspensión de la suciedad, polvo y agua, previniendo el desgaste prematuro y asegurando la eficiencia vehicular. Situado en diversas partes del coche, como los ejes, sistemas de suspensión y frenos, este elemento flexible y duradero es crucial para mantener los lubricantes en su lugar. Un guardapolvo roto implica riesgo de daño a los componentes internos y puede resultar en fallos graves; además, es considerado un problema eliminatorio en la ITV, impidiendo que el vehículo obtenga un certificado positivo. Cambiarlo en España generalmente tiene un costo total entre 60 y 150 euros, dependiendo de varios factores.
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