En las recientes elecciones presidenciales en Túnez, el presidente Kais Said parece encaminado a lograr la reelección, aunque bajo la sombra de una abstención masiva del 72%. En un contexto de apatía y descontento ciudadano, marcado por la detención de candidatos rivales y la reforma de la ley electoral en detrimento de la supervisión independiente, la legitimidad de su victoria es cuestionada. Said, cuya administración ha sido criticada por erosionar las libertades civiles y concentrar el poder, enfrenta también una crisis económica impulsada por su enfrentamiento con la Unión de Trabajadores de Túnez y su rechazo al acuerdo migratorio con la Unión Europea. La décima participación electoral del país desde la primavera árabe resalta el desencanto de una población que, originalmente, fue protagonista de las revueltas por la democracia en el mundo árabe.
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