La plaza de toros vivió momentos de angustia cuando un torero fue violentamente embestido, generando una escena sobrecogedora que dejó al público en vilo. Los pitones del toro amenazaron zonas vitales del torero, provocando un instante de terror colectivo en el recinto. El evento sirvió como un recordatorio del peligro inherente a la tauromaquia, dejando una marca indeleble en la memoria de los presentes que observaron con horror el incierto desenlace de la cogida.
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