Investigadores del Hospital del Mar han identificado una serie de marcadores en sangre que permiten predecir con alta precisión la mortalidad a largo plazo en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que aún se encuentran en fase estable. Este descubrimiento, realizado a través de un estudio multicéntrico, ha sido publicado en la revista Cells y representa un avance significativo en la comprensión de esta enfermedad, que es la tercera causa de muerte en el mundo.
El estudio reveló que los pacientes que fallecieron por EPOC presentaban años antes en su sangre una mayor cantidad de más de 30 proteínas relacionadas con procesos inflamatorios y de coagulación. Estos hallazgos ofrecen la posibilidad de predecir el riesgo de mortalidad con un nivel de precisión superior al 90%. El trabajo, que incluye la colaboración de varios hospitales destacados en España, analizó muestras de 34 pacientes, de los cuales el 32% falleció cuatro años después del inicio del estudio.
Una de las innovaciones del estudio es el uso de modelos asistidos por inteligencia artificial, desarrollados por el Grupo de Investigación en Informática Biomédica de la Universidad Pompeu Fabra y el Instituto de Investigación del Hospital del Mar. Gracias a la inteligencia artificial, los investigadores lograron afinar la predicción de mortalidad a un 95% de precisión al seleccionar un subconjunto de 10 proteínas clave.
Los participantes del estudio eran principalmente hombres y presentaban una media de edad de 69 años. Las principales comorbilidades en estos pacientes incluían enfermedades cardiovasculares, apnea del sueño y diabetes. Las complicaciones respiratorias y cardiovasculares fueron las causas principales de mortalidad a lo largo del seguimiento.
El Dr. Joaquim Gea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital del Mar y uno de los líderes del estudio, subrayó la relevancia de estos biomarcadores para el seguimiento de los pacientes, sugiriendo que incluso aquellos que parecen estar estables podrían requerir atención más cuidadosa, especialmente en cuanto a su salud cardiovascular. Además, el estudio apunta a la necesidad de continuar investigando con muestras de una cohorte más amplia, que incluya más de 200 pacientes, para validar y extender estos hallazgos.
Este avance no solo permite identificar a los pacientes en riesgo de mortalidad, sino que también podría ofrecer claves para entender mejor los mecanismos biológicos que intervienen en la gravedad de la EPOC.