El 28 de agosto, los toreros Morante de la Puebla y José María Manzanares abandonaron abruptamente la plaza de Linares por un desacuerdo con la autoridad sobre la aceptación de un toro, desatando una polémica en el mundo taurino. La inusual acción dejó a miles de espectadores indignados y evidenció posibles conflictos previos en el ambiente de la tauromaquia. La actuación del equipo presidencial, que se negó a ceder frente a las exigencias de los toreros, fue defendida como preservación de la dignidad del toro. Sin embargo, el comportamiento de los toreros ha sido fuertemente criticado. Además, la emisión de partes médicos cuestionables para justificar su ausencia ha generado sospechas de irregularidades y posibles delitos. La Junta de Andalucía está recabando información para esclarecer los hechos y determinar responsabilidades.
Leer noticia completa en El Pais.
