Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) aseguran haber dado un golpe mortal al grupo chií Hizbulá con el bombardeo de su cuartel general en Beirut, alegando la muerte de su líder, Hasan Nasralá, y del comandante del Frente Sur, Ali Karki. Pese a que Hizbulá no ha confirmado estas muertes, Israel sostiene que el ataque fue un éxito, ejecutado bajo la dirección del primer ministro Benjamin Netanyahu desde Nueva York. Este bombardeo se enmarca en una semana de intensificadas hostilidades, con Israel preparándose para una operación terrestre en respuesta a los ataques con cohetes de Hizbulá. La escalada de violencia ha dejado centenares de muertos y miles de desplazados, aumentando la tensión en un ya inestable Oriente Próximo.
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