La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) mantiene silencio ante las protestas en Marruecos, donde los jóvenes de la Generación Z critican el gasto en infraestructuras deportivas para el Mundial 2030, en detrimento de servicios básicos como educación y salud. A pesar de la controversia, Marruecos busca proyectarse como líder en la organización del evento junto a España y Portugal. Las manifestaciones, que han llenado las calles de ciudades como Casablanca y Rabat, reflejan el descontento con la corrupción y desigualdad social, desafiando las aspiraciones internacionales del régimen alauí liderado por Mohamed VI. La construcción del Gran Estadio Hasán II en Casablanca, pretende competir con estadios de España para albergar los partidos clave del torneo.
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