La 39ª edición de los Premios Goya evidenció la evolución de las conversaciones sobre cine en España y su lucha por mantenerse relevantes en un mundo dominado por las series y las polémicas en redes sociales. La gala comenzó con un número musical protagonizado por Miguel Ríos, aunque empañada por fallos técnicos, y avanzó entre discursos sociales y políticos hasta resaltar con el emotivo Goya de Honor a Aitana Sánchez Gijón. El palmarés fue diverso, destacando películas menos conocidas como «Salve María» y «La estrella azul». El evento selló su legado con un inaudito ex aequo en la categoría de mejor película entre «La infiltrada» y «El 47», un desenlace inesperado que promete captar la atención sobre las producciones cinematográficas nacionales.
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