La situación del transporte ferroviario en Andalucía, bajo el gobierno de Pedro Sánchez, se ha convertido en un tema de creciente frustración para los ciudadanos de la comunidad. Con la propaganda del Gobierno que titula «Disculpen las mejoras» en la estación de Santa Justa, se hace evidente una desconexión entre la realidad vivida por miles de andaluces y el mensaje optimista que se intenta transmitir. Este lema se erige como una provocación ante un caos ferroviario crónico, marcado por averías diarias, trenes parados y condiciones deficientes que convierten la experiencia de viaje en una odisea.
Recientemente, un fallo entre Santa Justa y Majarabique dejó a numerosos pasajeros atrapados durante más de cuatro horas. Esta situación no es un hecho aislado; el colapso del sistema ferroviario andaluz se ha vuelto habitual, afectando tanto a los trenes de alta velocidad como a los regionales. La liberalización del sector ha introducido nueva competencia, pero el Gobierno no ha adaptado la infraestructura ni mejorado los servicios necesarios para satisfacer una demanda creciente.
Rocío Díaz, consejera de Fomento de Andalucía, ha expresado la preocupación del Gobierno andaluz, pidiendo soluciones y transparencia. Sin embargo, las respuestas del Ministerio de Transportes han sido escasas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha mantenido en silencio, lo que solo ha incrementado la desesperación de los ciudadanos que ven cómo su turismo y economía se ven perjudicados por un servicio deficiente.
La situación del turismo andaluz, que representa ingresos millonarios y miles de empleos, se ha vuelto precaria. La falta de una red ferroviaria fiable y eficiente afecta la llegada de visitantes, contribuyendo a una imagen negativa del destino. Las cancelaciones y retrasos no solo afectan la planificación de viajes, sino que también generan un efecto adverso en la percepción de Andalucía a nivel internacional.
La urgencia de abordar el caos ferroviario se hace palpable, y la consigna de «Disculpen las mejoras» se transforma en un símbolo de un Gobierno que parece más centrado en generar una narrativa positiva que en ofrecer soluciones efectivas. Óscar Puente, ministro de Transportes, ha sido criticado por enfocarse en redes sociales en lugar de atender la crisis.
Andalucía no puede seguir siendo un terreno de improvisaciones ni de propaganda vacía. Los ciudadanos demandan inversiones reales, respeto y un plan claro para la mejora de la red ferroviaria. No se trata de privilegios, sino de justicia para una comunidad que no merece ser tratada como de segunda categoría.
Hoy, el caos ferroviario en Andalucía no es solo un inconveniente, es un signo de una falta de gestión que debería avergonzar a nivel nacional. Queda en manos del Gobierno decidir si continuará burlándose de las esperanzas de los andaluces o, por el contrario, tomará acciones concretas para garantizar un sistema ferroviario que esté a la altura de las necesidades y la importancia de esta región. La paciencia de los andaluces se agota, y el tiempo para actuar es ahora.
Fuente: Partido Popular Andalucía