Bruselas busca justificar ante la UE y sus empresas las concesiones hechas a EE.UU. en el nuevo acuerdo comercial, argumentando que es preferible a una guerra comercial. Sin embargo, líderes europeos como el primer ministro francés, François Bayrou, y el presidente español, Pedro Sánchez, han expresado su descontento, destacando que el acuerdo no inspira entusiasmo. En Alemania, el canciller Friedrich Merz ha señalado el impacto negativo de los nuevos aranceles del 15% en la economía exportadora. A pesar de las críticas, el comisario de Comercio europeo, Maros Sefcovic, defiende el pacto como una alternativa a las graves consecuencias que traería una escalada arancelaria. Italia apoya el acuerdo, mientras que figuras como Alice Weidel, de la AfD alemana, lo ven como perjudicial para consumidores y empresas europeas. La industria, especialmente la vitivinícola, teme pérdidas significativas si no se logran exenciones.
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