Benjamin Netanyahu llegó a Nueva York para dirigirse a una Asamblea General de la ONU prácticamente vacía tras críticas globales por la reciente ofensiva militar en Gaza. Su discurso provocó abucheos y salidas de delegaciones, pero también recibió aplausos de aliados. Netanyahu subrayó la influencia de Irán y destacó las acciones militares de Israel en la región. Se reunió con líderes de Argentina, Paraguay y Serbia, destacando la complicidad de figuras como Javier Milei. Su llegada coincide con el creciente aislamiento de Israel, agudizado por reconocimientos internacionales a Palestina y una orden de arresto por crímenes de guerra. Netanyahu enfatizó la narrativa de defensa israelí mientras se prepara para conversaciones con Donald Trump sobre futuras estrategias de paz en la región. Israel lanzó una campaña de propaganda en Manhattan, recordando ataques de Hamás y buscando apoyo internacional, aunque los principales líderes parecieron distanciarse.
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