Lituania, junto con otros países bálticos y Polonia, fortalece sus defensas ante la amenaza rusa mediante la instalación de obstáculos militares conocidos como «dientes de dragón» y otros elementos antitanque en zonas estratégicas como la frontera con Rusia y puentes críticos. En un esfuerzo por aumentar su capacidad defensiva, Lituania ha incrementado su gasto en defensa por encima del 3% de su PIB y planea construir una base militar que albergará a 4.000 soldados alemanes. La cooperación entre los países bálticos busca asegurar la frontera oriental de la OTAN, aunque infraestructuras cruciales como la Vía Báltica enfrentan retrasos que podrían comprometer la rapidez del despliegue militar en caso de conflicto. El refuerzo de la defensa antiaérea también se ha convertido en una prioridad, buscando financiación de la UE para fortalecer la seguridad en una región especialmente sensible a posibles agresiones.
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