En ciudades de todo el mundo, se han establecido las denominadas zonas de bajas emisiones (ZBE), áreas donde se regula el acceso a los vehículos más contaminantes con el objetivo de mejorar la calidad del aire. Estas ZBE suelen estar situadas en los centros de las ciudades, puntos neurálgicos de actividad social y económica.
El 50 % de los encuestados indicaron un cambio en su modo de acceso tras la implementación de Madrid Central, destacando un dato revelador: el 60 % de los antiguos usuarios de vehículo privado dejaron de utilizarlo. Una de estas ZBE, Madrid Central, se implementó a finales de 2018 en la capital española y estuvo en vigor hasta septiembre de 2021, abarcando aproximadamente 5 km² para fomentar el uso de modos de transporte más sostenibles.
Madrid Central ofrece diversas opciones de acceso como el metro, taxi, autobuses y aparcamientos subterráneos, complementadas con servicios de movilidad compartida. Las restricciones de tráfico impuestas a los vehículos privados, tanto coches como motocicletas, se basan en etiquetas medioambientales: A, B, C, Eco, Zero (de mayor a menor nivel de contaminación).
Investigadores del centro TRANSyT de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han analizado el caso de Madrid Central para examinar cómo afectan estas zonas de bajas emisiones a los desplazamientos hacia el centro de la ciudad. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Sustainable Cities and Society.
Para realizar el estudio, se encuestó a 800 ciudadanos de la Comunidad de Madrid entre enero y junio de 2019. Las respuestas permitieron elaborar una base de datos que considera características sociodemográficas, opiniones individuales, atributos relacionados con el viaje, hábitos de movilidad y modos de transporte utilizados antes y después de la implementación de esta ZBE.
Los modos de transporte más beneficiados fueron el transporte público y los modos activos (caminar e ir en bicicleta). Además, servicios como el taxi o la movilidad compartida doblaron su número de usuarios.
El análisis mostró una variación en los patrones de movilidad hacia modos de transporte más sostenibles. El 50 % de los encuestados indicaron un cambio modal o de modo de acceso tras la implementación de Madrid Central. El 60 % de los antiguos usuarios de vehículo privado dejaron de utilizarlo para acceder a esta zona.
Los modos de transporte más beneficiados fueron el transporte público y los modos activos (caminar e ir en bicicleta), con un aumento de cuota modal cercano al 10 %. Además, servicios como el taxi o la movilidad compartida doblaron el número de usuarios.
Los resultados de los modelos econométricos revelan que las razones personales influyen en la elección del modo de transporte en mayor medida que aspectos como la concienciación ambiental o social. Ciudadanos que viajan esporádicamente al centro o con rentas bajas son más propensos al cambio modal.
Este estudio permite corroborar la eficacia de Madrid Central para reducir el uso del vehículo privado y proporcionar a los responsables políticos información relevante. Por otro lado, viajar en familia o ir de compras a Madrid Central son variables que determinan un mayor porcentaje de viajes en vehículo privado, debido a que es una opción más cómoda en esos casos.
«Este estudio permite corroborar la eficacia de Madrid Central para reducir el uso del vehículo privado y proporcionar a los responsables políticos información relevante para desarrollar directrices que favorezcan la utilización de modos de transporte sostenibles, consiguiendo así una mejora de la calidad del aire», destacó Javier Tarriño, uno de los autores de la UPM.