El presidente argentino Javier Milei ha disuelto la Dirección Nacional de Vialidad, encargada históricamente del mantenimiento de las rutas nacionales, desatando críticas y preocupaciones por el futuro de los más de 40,000 kilómetros de carreteras en el país. Esta medida forma parte de su estrategia de reestructuración estatal, delegando las funciones de Vialidad entre los Ministerios de Economía y Seguridad, y avanzando hacia la privatización de la infraestructura de transporte. Las organizaciones sindicales y varios gobernadores provinciales han expresado su descontento, señalando riesgos de aumento en accidentes viales y desempleo para miles de trabajadores. Además, enfatizan las graves implicaciones económicas y sociales del cierre, con regiones dependientes de recursos proporcionados por Vialidad enfrentando situaciones críticas. Mientras tanto, el portavoz gubernamental ha defendido la medida como un paso contra la corrupción en la obra pública, apuntando a figuras de la oposición como Cristina Kirchner.
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