Miles de personas se manifestaron en las Islas Canarias contra el turismo masivo, criticando sus efectos económicos y sociales. En Tenerife, 15,000 personas se reunieron, mientras que en Las Palmas de Gran Canaria fueron 5,000. Los manifestantes denunciaron la turistificación, el difícil acceso a la vivienda y los salarios bajos en la región, que ha experimentado un auge turístico sin precedentes con 17.7 millones de visitantes en 2024. Resaltan la pérdida de poder adquisitivo y la pobreza. Exigen la paralización de proyectos ilegales, una moratoria hotelera y una ley de residencia, mientras el gobierno estudia medidas para que los beneficios del turismo impacten a los trabajadores. Sin embargo, las declaraciones gubernamentales no han calmado el descontento ciudadano.
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