En los últimos seis meses, al menos diez inmigrantes han muerto bajo custodia del ICE en EE.UU., desde que Trump asumió la presidencia por segunda vez. Las muertes, que incluyen dos suicidios, han causado preocupación entre grupos defensores de derechos humanos que denuncian insalubridad y hacinamiento en los centros de detención. A pesar de las negativas del Departamento de Seguridad Nacional sobre las malas condiciones, las críticas continúan tras el reciente fallecimiento de Johnny Noviello, un ciudadano canadiense. Abogados y asociaciones destacan problemas como la falta de acceso a duchas, colchones, medicamentos y comunicación con familiares. El gobierno busca intensificar detenciones, aunque la capacidad de los centros ya está sobrepasada. Mientras la ACLU exige mejoras, la administración defiende la atención médica brindada en estos centros.
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