Un francés, Dagobert Renouf, financió su boda convirtiéndose en una «valla publicitaria humana», al vender espacio en su chaqueta a 26 empresas tecnológicas emergentes. Sin recursos para costear la ceremonia, Renouf publicó su propuesta en la red social X, logrando hacerla viral y recaudando casi 9,000 euros. A pesar de las críticas iniciales de su prometida Anna Plynina, la pareja logró reunir a su comunidad emprendedora en el evento. El 25 de octubre, Renouf se casó luciendo una chaqueta decorada con los logos de las empresas patrocinadoras, haciendo realidad su sueño y obteniendo el trabajo ideal.
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