Los residentes de la calle Libertad en Sedaví, Valencia, enfrentan una crisis tras llevar cinco días achicando agua de sus garajes sin ayuda visible de las autoridades locales. Ha habido apoyo notable de otras regiones, como Aragón y Andalucía, así como de varios municipios catalanes que enviaron a policías y maquinaria pesada para colaborar. Sin embargo, se percibe una ausencia notable de vehículos oficiales de la Generalitat de Cataluña, lo que sorprende dado su potencial impacto positivo en la imagen de los Mossos. Los afectados en la región destacan la inacción histórica en la gestión del barranco del Poyo, mientras enfrentan pérdidas significativas de propiedades y negocios. La presencia del ejército ya es visible en zonas vecinas como Catarroja, agravadas por inundaciones que causaron daños extensos. Si bien el impacto humano es devastador, la magnitud económica sigue sin evaluarse completamente, generando incertidumbre sobre la capacidad del Estado para enfrentar tales desastres financieros.
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