El fabricante español CAF enfrenta nueva oposición en Bélgica tras ser seleccionado por SNCB para un contrato ferroviario de 1.695 millones de euros. A pesar del respaldo del Adif belga, empresas como Alstom continúan con acciones legales para impugnar el contrato, argumentando decisiones diplomáticas cuestionables. Además, cuatro ONG han solicitado la suspensión del contrato por la relación de CAF con un proyecto en Jerusalén vinculado a asentamientos judíos. En julio, la ONU ya había criticado a CAF por su implicación en proyectos en territorios ocupados. El contrato belga implica la entrega de trenes EMU y BEMU que renovarán la flota nacional.
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