Cada año, se producen más de 100 millones de toneladas de polietileno, un tercio del mercado global de plásticos, presente en múltiples productos. Sin embargo, su mal manejo genera contaminación planetaria, incluyendo microplásticos en organismos humanos, vinculados a diversas enfermedades. Un estudio internacional destaca que el cambio de comportamiento y políticas gubernamentales, como impuestos al plástico, han reducido su consumo. Además, investigaciones recientes revelan que las orugas del gusano de la cera pueden descomponer polietileno transformándolo en grasa, aunque su dieta exclusiva de plástico resulta insostenible. Se estudian soluciones, como modificar a las orugas o explorar su microbioma en laboratorio para metabolizar plásticos sin depender de estos insectos.
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