El gobierno de Donald Trump implementó una estrategia de distracción tras decidir atacar Irán, buscando ocultar el momento exacto del golpe. Durante ocho días, actos como declaraciones públicas de reflexión y movimientos militares pretendieron desviar la atención del inminente ataque. A través de mensajes en redes sociales, Trump sugirió intenciones de paz mientras el Pentágono ejecutaba un engaño militar. La operación enfrentó críticas tanto de seguidores como de aliados hay preocupaciones sobre un posible conflicto bélico. Pese a informes de inteligencia que minimizan la amenaza nuclear iraní, la administración defiende su acción como un movimiento necesario para la seguridad global. La Casa Blanca destaca que Trump logró ejecutar una de las operaciones militares más complejas, aunque la reacción internacional es mixta.
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