Portugal se encuentra en un momento crucial de transformación digital, con la mirada puesta en convertirse en un eje estratégico para el futuro digital de Europa. Un informe reciente de Copenhagen Economics y Start Campus revela un potencial significativo en el sector de los centros de datos, que podría sumar hasta 26.200 millones de euros al PIB y generar 50.000 empleos anuales para 2030. Este avance se sustenta en la ubicación estratégica del país, su apuesta por las energías renovables y un talento tecnológico en crecimiento.
A medida que la inteligencia artificial (IA) se convierte en un motor esencial de la economía digital, se estima que un 70% de la capacidad de cómputo en 2030 se destinará a aplicaciones de IA. Para satisfacer esta demanda, Portugal está desarrollando infraestructura de centros de datos a gran escala. Destaca el megaproyecto SINES DC de Start Campus, con una impresionante capacidad de conexión de 1,2 GW, que se beneficia de su ubicación junto al Atlántico para implementar tecnologías sostenibles de refrigeración.
Las ventajas que posicionan a Portugal como un centro atractivo incluyen un costo eléctrico un 30% inferior a la media europea, un impresionante 87,5% de generación eléctrica a partir de fuentes renovables y una cobertura de fibra óptica del 92%. Además, el país actúa como un nodo fundamental para la conectividad global, con el 25% de los cables submarinos del mundo pasando por su territorio. Este entorno se complementa con una base de más de 230.000 especialistas en TIC.
Sin embargo, para capitalizar este potencial, el informe subraya la necesidad de un apoyo regulatorio robusto. Las áreas prioritarias incluyen garantizar el acceso a la red eléctrica, simplificar las licencias para nuevas infraestructuras y atraer inversiones en el sector de centros de datos. Además, se recomienda reforzar la digitalización y el desarrollo de capacidades tecnológicas a través de la educación.
En los últimos años, los centros de datos han generado un impacto económico tangible, contribuyendo con 311 millones de euros al PIB y soportando 1.700 empleos anuales. Más allá de los beneficios económicos, el avance del sector está facilitando el crecimiento de un ecosistema tecnológico integral, con nuevos desarrollos educativos y oportunidades en diversas regiones del país.
Con estas condiciones, Portugal está bien posicionado para liderar una nueva generación de infraestructuras digitales europeas: eficientes, seguras y preparadas para la inteligencia artificial. La próxima década será decisiva para definir su rol en la economía digital global, donde el cumplimiento de las condiciones regulatorias será clave para consolidar su posición como motor de innovación y transformación tecnológica.