Tras la elección de Robert Francis Prevost como el nuevo papa, surgieron rumores de que ChatGPT había predicho el resultado, alimentados por transmisiones en la SER y varios medios. Sin embargo, esta atribución se considera errónea; ChatGPT no predice, sino que genera respuestas basadas en datos anteriores, influenciado por contextos de conversación y probabilidades. La percepción de capacidades milagrosas de la inteligencia artificial (IA) es problemática, ya que estas herramientas dependen de la información disponible y no poseen conocimiento profético. A pesar de la sofisticación de la IA, su impacto real aún suscita escepticismo, pues sigue siendo limitada y a menudo sobrevalorada, beneficiando principalmente a sus promotores.
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