Estados Unidos ha presionado a Ucrania para que ceda Crimea y otras regiones ocupadas a Rusia, lo que ha sido recibido con cierto optimismo por parte del Kremlin, mientras redobla sus bombardeos contra civiles ucranianos. Donald Trump ha aceptado reconocer la anexión rusa, un movimiento que contradice el orden legal internacional post-1945, y propone «congelar» los combates a cambio de que Ucrania renuncie a unirse a la OTAN y levante sanciones contra Rusia. En paralelo, la violencia persiste con un coche bomba en Moscú que mata a un alto cargo militar ruso. Rusia, bajo la dirección de Vladímir Putin, ha duplicado su producción armamentística y mantiene ambiciones imperialistas, mientras el Kremlin no cederá en sus objetivos de «desnazificación» y desarme de Ucrania. La UE y Reino Unido han reafirmado su apoyo a Ucrania, rechazando las propuestas de Trump, y alertan del potencial rompimiento de acuerdos por parte de Rusia, cuyo control sobre el ejército se ha endurecido con recientes purgas dentro de sus filas.
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