El presidente ruso, Vladímir Putin, urgió a los jóvenes a tener más hijos para enfrentar la crisis demográfica en Rusia, resaltando que la paternidad y maternidad son fuentes de felicidad que no deben posponerse. En una reunión en el Kremlin, Putin enfatizó que el Estado apoyará a las familias para asegurar que tener hijos no disminuya su calidad de vida. Reconociendo que la urbanización y los cambios sociales pueden retrasar el deseo de formar familias, insistió en preservar los valores tradicionales y reiteró su oposición al movimiento LGTBI y la ideología childfree. Rusia planea invertir 37.500 millones de rublos en los próximos tres años en programas de natalidad, ofreciendo incentivos como guarderías y ayudas económicas para contrarrestar la caída en la tasa de nacimientos, atribuida a la guerra y un «agujero demográfico».
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