En un contexto donde las tensiones geopolíticas han alterado el comercio de hidrocarburos, las importaciones de diésel desde Marruecos hacia España han alcanzado niveles sin precedentes en tan solo dos meses de 2025, equivalentes a más del triple de lo importado en los últimos cuatro años. Se sospecha que gran parte de este diésel tiene su origen en Rusia, que, a pesar de las sanciones de la Unión Europea impuestas por la invasión de Ucrania, sigue encontrando destinos alternativos para su exportación. Fuentes del sector apuntan a un esquema de triangulación donde Marruecos compra crudo ruso, lo mezcla y reexporta con una certificación diferente, evitando así las sanciones vigentes. Las autoridades españolas han iniciado investigaciones para esclarecer el origen del diésel, pero constatando la dificultad de rastrear su procedencia específica. Este fenómeno ha generado preocupación entre las compañías energéticas locales, debido a la competencia desleal que supone el acceso a este combustible de menor coste, y ha alimentado un debate sobre la efectividad de las sanciones económicas contra Rusia, que sigue mostrando un crecimiento económico resiliente a pesar de los esfuerzos internacionales por aislar su economía.
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